La villa, población y hacienda de Castilleja de Talhara está perfectamente documentada gracias a Antonio Herrera. Debió ser en sus orígenes una alquería musulmana, pero las primeras noticias fehacientes sobre la finca datan de 1265, estando vinculada desde 1379 al linaje de los Lasso de la Vega, y con ellos al marquesado de las Torres de la Presa, hasta que no hace muchos años don Miguel Lasso de la Vega la vendió, tras más de seis siglos en poder de su familia, a su actual dueña, que mantiene la finca en perfecto estado. No obstante, Antonio Herrera nos informa de que fueron varios los señoríos vinculados a Castilleja de Talhara.
Así, en una mitad de la misma fundó un señorío don Juan Fernández de Mendoza y doña Leonor Cerón en 1441, formando parte del mismo unas casas, un molino aceitero ¿llamado del Bollo¿, una huerta, 20 aranzadas de olivar, así como el señorío y jurisdicción de su parte de la villa, 50 vasallos francos, un tejar y ciertos tributos. Tras diversos avatares, todo el término de Talhara acabó por unificarse y en el siglo XVIII contaba con casi 2.000 aranzadas de extensión, de las que más de 1.300 se dedicaban a dehesa, 300 a sembradura, 240 a olivar, 60 a pinar, 13 a árboles frutales, 1,5 a viña e igual cantidad a huerta de regadío, todo lo cual evidencia la variopinta producción de las haciendas. Por otra parte, el Catálogo de títulos de Castilla recoge el condado de Talhara, que Julio González relaciona con toda lógica con esta explotación. Pese a la remota antigüedad de la finca y despoblado, de lo que son prueba los abundantes restos arqueológicos encontrados en ella, su caserío fue por completo transformado en 1888, cuando se le dio su escenográfico aspecto, que responde a historicistas pautas románticas, siendo mitad neogótico, mitad neomudéjar.
En cualquier caso, su impronta de verdadera fortaleza medieval, con erizadas torres, remates almenados y machacona presencia heráldica le da ese carácter único al que ya nos referimos. A ello hay que sumar su construcción de ladrillo, lo que suponemos a su inspiración en las ruinas de la vecina ermita de Castilleja de Talhara. No obstante, tenemos una referencia del caserío anterior a su transformación, que es la que ofrece Madoz en su Diccionario, en la que dice, además de que era propiedad de los marqueses de las Torres, que contaba con buen caserío, tierras de labor, pinares, olivares y monte bajo, es decir, se trataba de una explotación de carácter mixto. Su población era entonces de 2 vecinos, 5 almas. La alta calificación que Madoz le da al caserío en los años centrales del siglo XIX nos lleva a sospechar que la reforma de 1888 pudo ser un mero enmascaramiento de estructuras muy anteriores, quizás a raíz de la industrialización de la producción aceitera gracias al prensado hidráulico.
En cualquier caso, ambas construcciones, tanto la hacienda como la ermita, tienen una historia común. En este sentido la inscripción que se encontró al pie de la cruz que hay ante la ermita hace un breve resumen de esta larga y linajuda historia: Hacienda y antigua villa de Castilleja de Talhara fundada en el año MCCCLXIX por el XXIV Alonso Fernández de Fuentes, vinculada en MCDLXXVII por el XXIV Fernando Ortiz y Dª Leonor Fernández de Fuentes, acrecentada en MDCIII por D. Gaspar Ortiz Melgarejo, IX Señor de ella, en MDCCCL por D. Miguel Lasso de la Vega, Marqués de las Torres, XXI Señor de la misma y en MDCCCLXXXVIII por D. Andrés Lasso de la Vega y Dª Blanca Fernández de Córdoba, Condes de Casa Galindo, Marqueses de Cubas.
Teléfono: 954 450 815 / 615 648 590
E-mail: haciendacastillejadetalhara@gmail.com
Dirección: Ctra. Benacazón-Aznalcazar Km. 8,4, 41805, Benacazón (Sevilla)